A los 50 con el Señor de los Dragones:
Ciruelo Cabral y REXO
No se como empezar a contar esto. Quiero y no se por donde
empezar. ¿Sera parte de la crisis de los 50 años? Bueno no importa, sea cual
sea la razón, esto que me paso fue algo extrañamente espectacular, no hubiera imaginado
estar toda una tarde pintando en compañía de unas sesenta y pico de personas,
todas guiadas por el maestro Gustavo “Ciruelo” Cabral.
Todo fue un regalo de mi querida y nunca bien ponderada
esposa, quien me dijo “¿te gustaría participar de un taller con Ciruelo? Es el
20 de Octubre”. En seguida mi cabeza consulto con la agenda… bingo!! No estaba
de guardia. “Si!!” le dije. Y ahí salimos a conseguir el lugar para participar.
Sábado 20, 09:55 horas, el Palacio San Miguel, me vio entrar
caminando (rengo por que me lastime una rodilla corriendo en una cinta, papelón
total, pregunta ¿será parte de la crisis de los 50 años? Después respondemos) y
mi cara creo que expresaba no solo emoción, sino una sorpresa y un estupor por
lo que estaba viendo y encontrando. El Salón Cezanne, era el lugar elegido para
realizar el taller, hermoso lugar, con un aire totalmente artístico, lleno de
gente joven (la mayoría) y no tan joven (en los que me incluí dolorosamente,
por la rodilla y los 50 años), acomodados en mesas con algunas esculturas en el
medio, algunos otros en atriles con sus telas, papeles, lápices y acrílicos, yo
elegí un atril y en la mesa al lado mio desplegué mi arsenal de oleos (estaba
un poco indeciso y no sabia que llevar).
Al momento empezó todo, muy puntual, Ciruelo con un
micrófono inalámbrico, nos empezó a contar de que se trataba el taller, lo
primero que nos dijo es que no buscaba que terminemos el día con una obra de
arte o con un trabajo totalmente terminado, si salía, mejor, pero lo importante
era que pasáramos por sobre las barreras que cada uno tenia para poder
expresarse en forma libre sobre el papel o la tela, la expresión artística sin
trabas y sin taras adquiridas o propias. Esto para mi fue realmente relajante,
pues había entrado con un poco de ansiedad por lo que haría y como juzgarían mi
trabajo. Las primeras palabras fueron liberadoras, por tanto, hice lo más
inteligente que se me ocurrió, me deje llevar por las indicaciones del Maestro.
Empezamos con un trabajo de llevar al papel, o a la tela, formas dibujadas con
largas líneas, llenando toda la superficie blanca, recorriendo todo y buscando
hacerlo relajadamente. Lo hacíamos
escuchando una música de fondo compuesta especialmente por Ciruelo para este
evento. Realmente un aire de magia empezó a surcar el salón. Acompañando el
clima logrado, entraron modelos vivos, vestidos con trajes medievales, lo que
creaba aun más una atmosfera casi mágica. Esto era lo que buscaba el maestro, introducirnos
libremente dentro de un mundo real, pero mágico y fantástico. Sin darme cuenta
en mi papel empecé a ver formas de un paisaje conocido pero no muy explorado
por mi. En un momento Ciruelo, dijo que buscáramos las formas que mas nos
llamaran la atención y las remarcáramos, así fue como empecé a recorrer toda la
tela encontrando líneas que se cruzaban con otras y luego con otras.
Cuando se acercó a mi atril, vio lo que hice y solo le dije
“me parece que dibuje mucho”, solo me indico que siguiera unas formas, que las
uniera y que las empezara a pintar “con este color” me dijo, tome el pomo y leí
“azul ultramarino”, lo mire y le dije “soy daltónico”, él se rio y me dijo “yo
también”. Espectacular!!. Me indico que después de unir las formas pintara una
escultura que estaba como modelo. Y ahí fui, solo siguiendo lo que me había
dicho.
Ciruelo siguió caminando entre las mesas y atriles, dando
indicaciones y consejos y enseñando la conjugación de colores y formas, sombras
y luces. En algún momento cambiaba a algunos de lugar, los ponía con otros para
que se complementaran, buscaba y guiaba. Todo el tiempo estuvo atento a cada
necesidad, a cada talento que necesitaba una guía. Realmente la experiencia fue
muy intensa e impresionante.
Tanto talento junto, tantos jóvenes que plasmaban en la tela
o en el papel formas, escenas, personajes, con un detalle perfecto y con una precisión
en el trazo, hicieron sentirme un privilegiado por estar ahí, entre ellos,
soñadores y creadores de una realidad conjugada con una mágica fantasía, bella
por sobre todas las cosas. Eso me dejo pensando, del porque tantos jóvenes
participaban y adherían a esta propuesta del maestro Ciruelo Cabral, ¿será que
ellos plasman en el papel los deseos profundos de su corazón, de vivir en un
mundo donde la belleza, la justicia, la bondad, la verdad sean las que
triunfen? ¿Podrá ser así o solo será una apreciación de un “joven” de 50 años
que esta pasando por una crisis?
De todos modos gracias al Maestro Gustavo “Ciruelo” Cabral,
por proponer esta visión de la realidad y la fantasía, tan bella y tan justa,
que da ganas de quedarse a seguir pintando por horas y horas.
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